Pero después de un partido en el que cuatro de sus pases fueron interceptados y en el que New York perdió cinco balones frente a New England, el novato mariscal de campo, de ascendencia mexicana, pensó que quizás no muchos querrían asistir a la cena del lunes.
"Me sorprendió un poco la cantidad de gente que hubo, después de ese partido", dijo Sánchez, sonriente. "Esto me hizo muy feliz. Fue estupendo y significó mucho para mí".Sánchez se percató de que, pese a los problemas recientes en el terreno, sigue siendo apreciado por el equipo.
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