Parece que Brett Favre es como cualquier otra persona: nunca olvidó su primer amor.
Poco después de que Favre y los Minnesota Vikings desmantelaran 34-3 a Dallas el domingo, preparando el terreno para un enfrentamiento definitivo con los New Orleans Saints por el campeonato de la Conferencia Nacional, el quarterback de 40 años recordó una conversación que tuvo con el entrenador Sean Payton de los Saints hace algún tiempo.
"Le dije que en secreto soy un aficionado de los Saints", señaló el mariscal de campo.
Durante años en su niñez en el sureste de Misisipí, Favre nunca sintió la necesidad de ocultar su devoción a Archie Manning y el resto de esos simpáticos perdedores, incluso mientras muchos en la región de la costa del Golfo de México ocultaban su cabeza con bolsas de papel del supermercado para evitar el ridículo de ser vistos en los partidos de los Saints.
"En todos esos años nunca me puse una bolsa en la cabeza, pero recuerdo esos días", dijo Favre.
Si es que va a conducir a los Vikings a su primer Super Bowl desde 1977, tendrá que ser a expensas del equipo que estuvo tan cerca de su corazón durante tanto tiempo. Favre amaba a los Saints cuando era niño, e incluso imitaba a Manning en los partidos informales que disputó en su juventud.
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