Su ejemplo desencadenó una viva discusión en la NFL sobre la tenencia de armas y la defensa propia. Los profesionales son blanco de críticas, pues Burress es sólo el último de numerosos casos.
Vonnie Hollyday, de los Miami Dolphins, calcula que un 20% de todos los profesionales de la NFL posee por lo menos un arma. Leonard Davis, de los Dallas Cowboys, cifra el número incluso en un 90%.El mayor problema es, según los deportistas, que sus ingresos millonarios sean dados a conocer públicamente.
Los profesionales de la NFL son fáciles de distinguir. La ropa, los cuerpos musculosos, los coches de lujo, los brillantes y las cadenas de oro son marcas distintivas de los multimillonarios. Pero a veces los jugadores no están seguros ni siquiera entre sus cuatro paredes, como muestra el caso de Sean Taylor. El jugador de Washington Redskins fue tiroteado el año pasado en su propio dormitorio y murió poco después a consecuencia de las heridas sufridas.
En 2007, Darrent Willimas, de los Denver Broncos, fue asesinado a tiros desde un coche en marcha tras una discusión en un club nocturno. Y el 2 de septiembe, Richard Collies, de los Jacksonville Jaguars, resultó herido de gravedad al disparar un hombre contra él dentro de su automóvil. Aunque sobrevivió, sufrió la amputación de la pierna izquierda.
La NFL advierte desde hace tiempo de los peligros de la posesión de armas y aconseja a sus 1.500 profesionales que no las adquieran. Todo club tiene ya entretanto especialistas en seguridad que, al igual que los entrenadores, intentan trabajar de modo preventivo. "Si vas a algun sitio donde sea preciso un guardaespaldas o un arma, no es el lugar correcto", reza el mensaje. El sindicato de jugadores organiza seminarios sobre la autoprotección en el hogar.
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